Con la edad, y/o la genética, las válvulas que desde el interior de las venas deberían favorecer el retorno del la sangre al corazón, se van deteriorando. Ello conlleva que muchas personas nos veamos afectadas por piernas hinchadas, dolorosas, calambres, varices...
Estas afecciones venosas, una vez instauradas, no se solucionan espontáneamente, por lo que es importante reconocer los síntomas y adoptar rápidamente una serie de medidas entre las que destacan el ejercicio físico moderado pero regular, las aplicaciones de agua fría en las extremidades inferiores, los masajes suaves, elevar las piernas cuando estemos sentados o incluso llevar medias especiales. En cambio, se debe evitar llevar prendas de vestir apretadas sobre el abdomen, los baños demasiado calientes y prolongados, la excesiva exposición a los rayos del sol, los anticonceptivos, el tabaco, la obesidad...
La dieta, es clave para la buena circulación de la sangre. Las sustancias más importantes para la prevención y la mejora de los problemas de circulación son las vitaminas C, E y los bioflavonoides.
La vitamina C (frutas y verduras crudas o poco hervidas como el pimiento, los kiwis, las naranjas, las coles...) ayuda a reforzar las paredes de las venas y de los capilares; los flavonoides (albaricoques, cerezas moras...) como la rutina o la citrina actúan sobre la permeabilidad de las venas; y, la vitamina E (las oleaginosas, el germen de trigo, algunos aceites vegetales, el hígado, la yema de huevos, los cereales...) contribuye a la formación de vasos sanguíneos y músculos y a su correcto funcionamiento. Esta última también posee un elevado poder anticoagulante, por lo que ayuda a prevenir la formación de trombos causantes de la flebitis.
En cambio, algunos alimentos como las grasas animales pueden impedir el paso correcto de la sangre a través de los vasos sanguíneos, por su contenido e colesterol que se deposita en las paredes de los vasos, estropeando la circulación. Una dieta excesivamente rica en sales tiende a producir retención de líquidos, lo que tampoco favorece el flujo de la sangre a través del sistema circulatorio.
También existen numerosas plantas que ayudan a prevenir y tratar la insuficiencia venosa. Algunas aumentan el tono y disminuyen la permeabilidad de las venas. Las más destacables son: el anís, el castaño, el ciprés, es espino, el hamamelis y ala vid roja.
El agua en general, pero principalmente las aguas denominadas pobres en minerales o ligeras, y más especialmente las bajas en sodio, ayudan a eliminar líquidos, lo que impide su retención, ayudando al sistema circulatorio a funcionar de manera correcta.
Como siempre, es recomendable seguir una dieta rica en frutas y verduras, sin olvidar las grasas vegetales, los cereales, los zumos, las infusiones y el agua, ya que ayudan a mantener la elasticidad de las paredes de nuestras venas y a reducir el volumen de líquidos circulantes, lo que favorece el retorno de la sangre a través del sistema venoso hasta el corazón. Tratar los problemas de la mala circulación es una cuestión de dieta, sin dejar de lado el ejercicio y los demás consejos que se han dado.
Y ante la presencia de síntomas de mala circulación, las medidas y el eventual tratamiento prescrito por un médico especialista son las mejores garantías de éxito frente a un trastorno tan común y tan molesto.
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