A la hora de comprar un pescado entero es básico comprobar las siguientes normas par conocer su estado de conservación:
- Piel reluciente.
- Escamas bien adheridas.
- Agallas enteras y rosadas.
- Ojos brillantes con las pupilas negras.
- carne blanda y elástica al presionar con el dedo (aunque suele ser difícil que nos dejen tocar las piezas).
- El olor del pescado fresco, aunque sea fuerte, resulta agradable. Rechazar aquél que desprenda un olor que moleste.
- A excepción del tiburón y la raya, no comprar ningún pescado que huela a amoniaco. Tanto el tiburón como la raya contienen rea en su carne y, al morir, ésta se descompone y huele a amoniaco. Este olor desaparece pasados unos días con lo cual es aconsejable no comerlos recién pescados.
- A algunos peces, como al cazón, se les retira la piel antes de la venta. A otros, como el rape, se les extrae, además la cabeza.
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