CONGELACIÓN

 




     A la hora de preparar platos para congelar, hemos de seguir siempre una serie de normas:

  • Los platos que vayan a ser congelados, deben ser siempre sometidos a un tiempo de cocción inferior al normal, puesto que acabarán de cocerse cuando se recalienten para servirlos.
  • Es conveniente salar menos de lo normal cuando se desee congelar pues, durante el recalentamiento, se acentúan los sabores.
  • Separar las preparaciones en raciones consumibles de una sola vez, calculando siempre el número de comensales.
  • Es necesario esperar a que los alimentos se enfríen completamente antes de cerrar el recipiente para congelar.
  • Evitar el contacto de preparados demasiado calientes con envases de plástico blando o con los de cartón parafinado. El calor excesivo podría provocar que se derritieran los materiales, perjudicando irremediablemente su efecto protector.
  • Acordarse siempre de incluir la fecha de envasado en todos los recientes, paquetes o  bolsas. Las comidas congeladas se conservan durante mucho tiempo, pero tampoco indefinidamente.


     Y a la hora de la descongelación, ha de hacerse del modo más lento posible, para impedir, de esta manera, que se lleguen a perder los jugos naturales que poseen.


 
     Sobre los envases:
  • Deben ser impermeables al aire y al agua para evitar el contagio de todo tipo de olores.
  • Es imprescindible que puedan sellarse o cerrar perfectamente para evitar pérdidas de frescura, así como de sus valores nutritivos.
  • También es importante que sean resistentes a grasas, así como a ingredientes ácidos, como las frutas, o las salsas de tomate, entre otras.
  • El cristal es un material ideal, en cuanto a higiene e impermeabilidad. Pero, por ser algo frágil, tiene ciertos inconvenientes. Es posible usarlo siempre que se tenga en cuenta que el volumen de los líquidos aumenta un 10% cuando están congelados. Por ello, no se deben rellenar del todo, para poder dejar espacio a la dilatación sin que le recipiente se llegue a quebrar.

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