FRUTA Y VERANO... DE LO MÁS SANO

 



     Con la llegada del calor, nuestros hábitos suelen cambiar: estamos más tiempo al aire libre, hacemos más ejercicio, disfrutamos de más sol, del baño en playas o piscinas... Pero para ello, el cuerpo necesita una adaptación en la alimentación e inconscientemente, aumentamos el consumo de fruta, algo muy beneficioso para nuestro organismo, ya que nos aportan vitaminas, tan imprescindibles como necesarias.

     Vitamina A, presente en frutas como el albaricoque o el melón, es una excelente aliada de nuestra piel, ya que realiza un papel protector contra los agentes agresores del verano como el sol o el calor.

     Vitamina E, muy abundante en el melón, favorece la absorción y el almacenamiento de la vitamina A, además de poseer propiedades contra las arrugas y el envejecimiento de la piel, por ser un potente antioxidante. 

     Vitamina C, presente en fresas y fresones, naranja, limón, mandarinas, kiwis..., con numerosas funciones en nuestro cuerpo, fracturas, hemorragias, en la absorción del calcio e hierro, resistencia frente a infecciones... A tener en cuenta: esta vitamina se oxida por acción del aire por lo que las frutas deberán consumirse frescas, o algo troceadas. En caso de zumos, que pierden rápidamente sus propiedades, tomárselos recién exprimidos.

     Vitamina B, fundamental en la maduración de los glóbulos rojos de la sangre y eficaz en el tratamiento de algunas anemias. El subtipo B1 o tiamina, interviene en el funcionamiento del sistema nervioso, y está en la piña, la ciruela o la naranja. La B2, en poca cantidad, la podemos encontrar en la pera o el melocotón, y facilita el crecimiento, la regeneración de los tejidos y del hígado. La B6, abundante en los plátanos, fundamental en la correcta coagulación de la sangre, además de proporcionar calcio, fósforo e hierro en proporciones muy adecuadas para evitar la aparición de la osteoporosis.

     Además son una de nuestras principales fuentes de fibra, muy importante para el tubo digestivo, tanto para combatir alteraciones desagradables y frecuentes como el estreñimiento o las hemorroides, como para reducir las tasas de colesterol o bajar el azúcar en la sangre... Para ello, es mejor consumirlas, bien lavadas, con su piel, para aprovechar al máximo su fibra.

     También están compuestas prácticamente de hidratos de carbono. Azúcares muy energéticos por su fácil digestión y rápida absorción, a excepción del plátano que, cuando está poco maduro contiene almidón,  carbohidrato complejo de absorción más lenta y que, al madurarse se transforma de nuevo en un azúcar simple, y por ello más dulce. Importante: aunque las frutas sean un azúcar simple o rápido, su papel en la dieta de personas diabéticas en fundamental y necesario, pero siempre debe estar bajo control profesional.


     Cada época del año nos aporta una serie de frutas que, junto con las que se mantienen anualmente, nos ofrecen una fuente inagotable de vitaminas. Mantengamos su consumo diariamente.

     

    

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