A la hora de realizar ciertas recetas, nos encontramos con que uno de los ingredientes es la levadura. Tendemos a utilizar la primera que encontramos en el mercado, pero ¡sorpresa!, el resultado no es el esperado ya que no en todas las preparaciones se usa la misma. Por eso, hemos de saber qué tipo de levadura necesitamos, conocer las diferencias entre ellas y saber cómo se preparan antes de añadirlas.
Lo primero de todo, es saber que básicamente existen dos tipos de levaduras: las frescas y secas , también llamadas levaduras prensadas o de panadería (que actúan antes del horneado), y las mal llamadas levaduras químicas, que no son otra cosa que impulsores químicos y reaccionan durante el horneado. Por lo tanto, cada tipo sirve para preparaciones distintas porque funcionan de manera completamente distinta: una fermenta y la otra gasifica. En el caso de masas en las que se busca un crecimiento antes del horneado, una fermentación , se deben emplear levaduras de panadería (panes, pizzas, bollos, etc) y en las que se busca un crecimiento durante el horneado, o lo que es lo mismo, una gasificación, usaremos los impulsores o polvos de hornear (magdalenas, galletas, muffins...).
LEVADURAS
Para empezar, hay que saber que la levadura es un hongo, está creada por microorganismos y bacterias que son las que provocan la aparición de gases al ser mezclado con agua y harina (que ha de ser rica en gluten como la harina de fuerza) y hacen que la masa fermente. Y esto se produce cuando dejamos la masa reposar unos minutos, incluso horas, en un ambiente adecuado por lo que son ideales para masas que necesiten levados como panes, pizzas, etc. En este proceso natural podemos comprobar cómo la masa crece antes de cocinarla. También realiza otras funciones: al hacer inflar la masa, el gas carbónico estira el gluten dando a la miga si estructura porosa y ligera; influye en el aroma de la miga gracias a los productos secundarios de fermentación y juega un papel importante en la coloración de la corteza. Pero esta no se puede utilizar en repostería.
TIPOS:
- Levadura fresca o prensada. Al ser un organismo vivo es sumamente delicada, por lo que hay que conservarla siempre refrigerada. En los supermercados nos las encontraremos en la sección de refrigerados, porque requiere una conservación entre 4º y 6º ,y en cubitos de unos 25 gr. cada uno. Se mantendrá en óptimas condiciones alrededor de dos semanas. No consumir pasado ese tiempo pues empieza a secarse perdiendo gran parte de su actividad. También está la posibilidad de congelarla, ya que por debajo de los 3ºC la levadura se aletarga. Y cuando la vayáis a utilizar, descongelarla en el frigorífico, nunca a temperatura ambiente. Eso sí, si pensáis utilizar este método, hacedlo cuanto antes (durante la primera semana). En otro post de "BUENO ES SABER", tenéis la manera perfecta de congelarla. Se utiliza principalmente para hacer pan y elaboraciones en que las masas han de fermentar como brioches, bollos, pizza, panetone, roscón de reyes, donas... Para utilizarla, diluirla en un poco de agua, leche tibia o en un poco del líquido de la receta, antes de añadirla a la harina para conseguir un mejor reparto de ésta en nuestra masa, y dejándola reposar unos 10 minutos (tiempo en el cual espumará indicando que la levadura está bien). También se puede desmenuzar sobre los ingredientes secos obteniendo buenos resultados. Lo importante es que no entre en contacto con la sal ya que esta frena la actividad de la levadura. La cantidad adecuada para utilizarla suele oscilar entre los 20-30 gr. por kilogramo de harina en las masas de pan normal. Para las masas enriquecidas con azúcares y grasas, la dosificación es superior hasta en 10 gr. por kilo de harina. Pero para ganar en sabor, aroma y conservación, cuanta menos levadura pongamos y mayor sea el tiempo de reposo mejor. Su conservación oscila entre los 4º-6ºC, ya que por debajo de los 0ºC las bacterias se aletargan y no se reproducen, y por encima de los 50ºC, se mueren. Por ello, para que las levaduras hagan su efecto, necesitarán una temperatura ideal entre los 20º y los 40ºC. Es por eso que cuando queramos que nuestra masa leve, ha de ser a temperatura ambiente o, en el caso de que haga frío, poner la masa junto a una fuente de calor o bien dentro del horno apagado.
- Levadura seca. También conocida como levadura seca instantánea o levadura de panadería. Es la misma que la levadura anterior,con las mismas propiedades y se usa con la misma finalidad, pero en estado seco, ya que pasa por un proceso de liofilización (proceso por el cual se congela el producto, se le quita el agua por sublimación y el resultado es un polvo granulado, de color grisáceo, completamente desprovisto de agua, por lo que su conservación es más duradera). No es necesario hidratarla, simplemente se añade a los ingredientes de la masa . Se usa en las mismas elaboraciones que la levadura fresca. No necesita hidratación previa, la podemos mezclar con la harina directamente, aunque también la podemos disolver en un líquido. Lo más importante, al igual que la fresca, es que no entre en contacto con la sal ya que esta frena la actividad de la levadura. Cantidad a usar: como norma general la levadura seca equivale aproximadamente a la tercera parte de la cantidad de la cantidad de levadura fresca, es decir, que su actividad es mayor que la de la levadura fresca prensada y necesitaremos menos cantidad. Por lo tanto si una receta nos dice que necesitamos 9 gramos de levadura fresca, eso equivale a 3 gramos de levadura seca. A veces, en los paquetes de esta levadura, nos recomiendan utilizar una cantidad mayor, incluso a veces exagerada, para asegurarse de que el pan leve, pero siempre es mejor poner menos cantidad de levadura y dejar que repose más tiempo, de este modo ganaremos más en sabor. Su conservación es muy fácil, ya que la levadura seca tiene la gran ventaja de venir en sobres individuales y tarda mucho en caducar, además de poder guardarlo en cualquier armario. Puede durar unos 2 años, siempre y cuando no se abra el sobre, porque una vez abierto hay que gastarlo cuanto antes. Aunque también tenemos la opción de cerrarlo y guardarlo en el congelador donde nos aguantará más.
- Hay otros dos tipos de levadura, aunque no se encuentran fácilmente en nuestro país: la levadura líquida y la levadura seca activa. Antes de que la levadura prensada hiciera su aparición, ésta se comercializaba en estado líquida. Actualmente, este tipo de levadura está muy extendida entre los profesionales de la panadería, especialmente en Estados Unidos, Australia y Europa Occidental. Sólo muy recientemente se ha convertido en accesible para el público.
Por otro lado, la levadura seca activa se presenta en forma de gránulos o pequeñas bolitas. Resiste muy bien a las condiciones climáticas difíciles, especialmente cuando la temperatura y el índice de humedad son altos. Al contrario que la levadura seca, esta es indispensable hidratarla antes de usarla para activarla. - Levadura natural o masa madre. Esta levadura no se vende y la hacemos normalmente en casa. Para ello, dejamos harina con un poco de agua en un bol bien tapado y en un lugar cálido durante 12-24 horas. Pasado este tiempo, se observará la formación de una costra, que no es más que la fermentación natural al desarrollarse una serie de microorganismos que constituyen la levadura natural, la cual se usa posteriormente para la elaboración de pan. BUENO ES SABER: la levadura madre es imprescindible en preparaciones con harina integral y se combina con la granulada. Este tipo de harina necesita tanto la fermentación láctica que aporta la segunda levadura mencionada, como la fermentación alcohólica que genera la que nos ocupa. Solo así se consigue que el pan no termine provocando molestias en el aparato digestivo. Y suele estar compuesta de harina de centeno o de espelta, la cual, combinada con los ingredientes correctos, es de gran ayuda para los celíacos que quieran hornear su propio pan en casa.
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