Esta es una salsa que armoniza perfectamente con los pescados blancos y que además la podemos congelar, sólo teniendo la precaución de no añadir la nata antes ya que las salsas a base de queso o nata no son aptas para congelar pues el frío puede estropear su textura
INGREDIENTES:
150 gr. de gambas crudas
1 cebolla
1/2 taza de tomate triturado
1 vaso de vino blanco
1 vaso de nata
5 cucharadas de AOVE (Aceite de oliva virgen extra)
1 hoja de laurel
1 pizca de pimentón
1 yema
1 pizca de azúcar
Pimienta
Sal
PREPARACIÓN:
- Picar la cebolla. Reservar
- Calentar el aceite en una cazuela y dorar las gambas por ambos lados. Escurrirlas y reservar.
- En el mismo aceite, dorar la cebolla a fuego suave.
- A continuación, agregar el tomate, el vino, el laurel, un vaso de agua y la sal.
- Cocer 30 minutos a fuego medio y sin tapar.
- Mientras, pelar las gambas
- Machacar en un mortero las pieles y las cabezas hasta conseguir una pasta y añadirla a la salsa. Remover y continuar la cocción unos 10 minutos más.
- Pasar la preparación por un colador chino y ponerla nuevamente en la cazuela.
- Picar las gambas peladas y añadirlas a la salsa. Condimentar con pimienta, azúcar y si es necesario rectificar de sal.
- Batir la nata con la yema de huevo
- Añadir esta mezcla a la salsa y batirla para que se integre.
RECOMENDACIONES:
- La salsa nunca debe hervir, por eso es fundamental hacerla a fuego medio.
- Si la vamos a congelar , no añadir la nata con la yema hasta que se descongele.
- Se puede mantener congelada unos dos meses.
- Y para descongelar, hacerlo al bañomaría.
BUENO ES SABER:
Cuando una salsa lleva en su composición nata, y la queremos congelar, es mejor añadírsela una vez descongelada, o un momento antes de calentarla. Las salsas a base de queso o nata no son aptas para la congelación pues el frío puede estropear su textura.
¡QUÉ APROVECHE!
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