El tamaño de una botella de vino es muy importante. Del volumen depende la conservación, ya que a mayor volumen, mejor será ésta. Y los motivos fundamentales son el impacto que el tamaño produce en la oxigenación y temperatura del vino. Tomemos por ejemplo una botella de 750 ml. y una Magnum de 1,5 l. Ambas tienen la misma cantidad de oxígeno pero en el caso de la botella de mayor tamaño, tiene el doble de contenido. Por tanto, proporcionalmente tiene la mitad de oxígeno que la estándar.
Del mismo modo, como los cambios de temperatura no son favorables para la conservación, cuando la temperatura exterior varía, en las botellas grandes la incidencia de la variación térmica tiene menos influencia.
Por esto motivos, cuando tengamos dudas a la hora de elegir entre dos botella, siempre la más grande.
En el mercado encontramos distintos tamaños, aunque las más conocidas son las de 750 y 350 ml.
Éstos son los tamaños:
- Cuarto o Benjamín, 187 ml.
- Media o tres octavos, 375 ml (estándar)
- Trescuartos, 750 ml (estándar)
- Magnun, 1500 ml
- Jéroboam o doble Magnum, 3 l.
- Réhoboam, 4,5l
- Mathusalèn o Imperial, 6 l.
- Salmanasar, 9 l.
- Balthazar, 12 l.
- Nabucodonosor, 15 l.
- Melchor, 18 l.
- Salomón, 20 l.
- Primat, 27 l
- Melchizédec o Midas, 30 l.
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