Algunas veces, compramos verduras de más, ya sea por que pensamos que las gastaremos pronto o porque estaban de oferta, pero una vez en casa no sabemos bien cómo guardarlas. Hay varias opciones, pero la congelación es la mejor opción, porque nos permite tener verduras durante mucho tiempo y, además, nos resulta muy práctica para todas las preparaciones en las que se sirvan cocidas.
Sí hay que tener en cuenta que, una vez congeladas, no resultan aptas para platos en los que se vayan a servir crudas, ya que al descongelarse pierden su frescura.
Para congelar, sólo hemos de tener en cuenta unas sencillas normas:
- Todos los alimentos que se congelen, has de estar lavados muy bien ya que, cuando se congelan, pasan del congelador directamente a la cazuela.
- Hay que dar, en algunos casos, un blanqueo (ligero hervor de no más de 2-3 minutos) consiguiendo así mantener intactas sus cualidades nutritivas y sus colores naturales y la mayor parte de sus vitaminas y nutrientes: zanahorias, guisantes, espárragos, berenjenas, espinacas... Eso sí, introducir inmediatamente en agua con hielo después del blanqueo para detener la cocción.
- Y congelar siempre en las medidas necesarias para descongelar sólo lo justo.
- No olvidar de poner la fecha de congelación.
No todas las verduras necesitan un blanqueo antes de su congelación, como el caso del brócoli, coliflor, pimientos, calabaza, calabacín, hierbas aromáticas, ajo y cebolla, jengibre..., pero siempre han de estar lavadas y troceadas.
Y no todas las verduras se pueden congelar: pepinos, tomates, apio, lechuga...
Comentarios
Publicar un comentario