Si en algún momento nos vemos con una cantidad de setas que no vamos a consumir frescas, tenemos varios métodos de conservación:
SECADO
Ideal para setas pequeñas y poco carnosas como las trompetas, las carreteras, los rebozuelos, los ceps o las colmenillas.
Poner las setas encima de un cedazo o de papel absorbente bien extendidas, en un lugar con una buena ventilación y poco a poco irán soltando la humedad que tienen. Si están encima de papel absorbente, cambiarlo frecuentemente. En quince días estarán preparadas, quedando duras y a la vez frágiles.
Los ceps y los rebozuelos, también se suelen secar ensartados en un hilo como las ristras de pimientos.
En quince días estarán listas, quedando duras y frágiles a la vez.
Una vez secas, conviene guardarlas en un recipiente cerrado para que conserven su aroma y, cuando las vayamos a utilizar, conviene escaldarlas antes de añadir a cualquier guiso.
AL BAÑOMARÍA
Limpiar bien las setas y cocerlas muy ligeramente para que suelten parte de su agua. Dejar enfriar e introducirlas en botes de vidrio con agua ligeramente salada con un poco salada. Cerrarlos bien y cocer al bañomaría durante una hora.
Ideal para setas carnosas como los rebozuelos, níscalos...
CONGELAR
Las setas se pueden congelar en fresco, después de limpiarlas bien, o escaldándolas con agua hirviendo antes de la congelación. Las grandes se pueden trocear y las pequeñas congelar enteras
Si las queremos congelar crudas, envasarlas al vacío para evitar que, con la congelación, la formación de cristales de hielo deteriores su textura.
Si las escaldamos en agua hirviendo con sal, sólo unos minutos, las enfriamos rápidamente después para detener su cocción. Secar bien con papel de cocina y extenderlas en una bandeja separadas unas de otras para que se congelen individualmente. Congeladas, pasarlas a una bolsa para congelar, sacar todo el aire posible y volver a introducir en el congelador. Este método reduce el contenido de agua, preservando mejor la calidad de la seta.
Sea el método de congelación que sea, no hay que descongelarlas previamente para cocinarlas. Y nos pueden durar hasta seis meses.

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